
El electroencefalograma (EEG) desempeña un papel fundamental en la investigación neurocientífica, proporcionando una ventana única para observar la actividad eléctrica del cerebro en tiempo real. A través de esta técnica, los neurocientíficos pueden estudiar cómo se comunican las neuronas y cómo estas interacciones dan forma a las funciones cognitivas, las emociones y el comportamiento.
El EEG es particularmente útil en estudios sobre el procesamiento sensorial, la atención y la memoria. Los investigadores pueden observar cómo diferentes estímulos afectan la actividad cerebral y cómo esta actividad varía entre individuos. Además, el EEG se utiliza en la investigación de trastornos neurológicos, ayudando a comprender mejor las condiciones como la epilepsia, el autismo y la enfermedad de Alzheimer.
En este contexto, el EEG no solo es una herramienta diagnóstica, sino también una poderosa herramienta de investigación que está en constante evolución. Las innovaciones en la tecnología EEG están permitiendo a los científicos realizar estudios más complejos y detallados, acercando cada vez más la comprensión de los mecanismos subyacentes al comportamiento humano y a las funciones cerebrales.